De soterramientos y provisionalidades

2017 Fuente: La Verdad.
Mucha gente opina que si Cataluña no acaparase los medios nacionales, estos días solo se hablaría de Murcia. Y no es ninguna tontería: mientras todo el mundo mira a Cataluña, cada día salen a manifestarse por las calles de Murcia cientos y miles de personas, cortando vías, calles y grandes avenidas. Delegación de Gobierno y Ayuntamiento recurren a antidisturbios, policía nacional y local para tratar de sobrellevar una situación que se les va de las manos, y que, pese a ser insostenible, comienza a convertirse en habitual.
¿Qué reclaman esas personas? El soterramiento de las vías a su paso por la ciudad. El tren siempre ha dividido nuestra ciudad en dos (salvo cuando se llamaba Mursiyya, entonces no), quedando toda la zona Sur marginada. Para tratar de solventar el problema, se construyeron pasos a nivel y pasos subterráneos que no hicieron sino agravar la situación, pues se convirtieron en causa de la muerte de muchas personas, en escenario para el tráfico de drogas y mercancías de distinta naturaleza, en refugio para atracadores y violadores, etc.
1989
Cansados de esta situación, los vecinos llevan décadas planteando la necesidad de soterrar las vías, pero lejos de responder a su petición, la semana pasada los murcianos vimos cómo comenzaban a alzarse muros de unos 5 metros de altura para la llegada del AVE, que vienen a asentar aún más la división.
En un intento por calmar los ánimos, dicen desde Adif, el Ministerio, el Ayuntamiento y la Comunidad Autónoma que se trata de muros provisionales. Provisional, esa es la palabra que le marcan en mayúsculas en los argumentarios. Así que hablemos de provisionalidades.
Murcia tiene una larga tradición de provisionalidades que alcanza incluso a la construcción de la estación de ferrocarriles de la ciudad: cuando en 1862 se realizó el viaje inaugural de la línea de ferrocarril que unía Murcia con Cartagena, las estaciones de una y otra ciudad tenían un carácter provisional. Había prisa por inaugurar por todo lo alto aprovechando el paso de Isabel II por la región. De forma que cuando la reina se montó en el tren, «las obras de la vía férrea se hallaban bastante lejanas a su conclusión», según el cronista Fernando Cos-Gayón.
En realidad el viaje inaugural no había recorrido las vías que unirían definitivamente Murcia y Cartagena, sino que el tren había circulado «por un camino de hierro construido por el respetuoso amor de la Empresa para el uso exclusivo de aquel día, pues la víspera muchas de las obras no estaban hechas» y poco tiempo después esas mismas vías «fueron eliminadas por un fuerte aguacero».
Hoy, como entonces, se da prioridad a la inauguración de la alta velocidad antes de las próximas elecciones, en lugar de a unas obras de soterramiento que podrían retrasar la llegada del AVE más allá de la próxima cita electoral.
A nuestros políticos les gusta mucho recurrir a la historia para pronunciar falacias, incluso para estas cuestiones. Como aquel concejal de UPN que comparó al alcalde de Pamplona con los talibanes, la Unión Soviética y Corea del Norte, por querer construir un carril bici. Y nosotros de esas nos sabemos muchas: ¿saben quién más construía muros? Exacto, los soviéticos en Berlín. Pero no vamos a ser tan simplones como ellos, y vamos a recurrir a la historia reciente para tratar de hallar dónde está exactamente la provisionalidad de la que nos hablan.

José Ballesta y Miguel Ángel Cámara en la manifestación por el soterramiento en 2015.

No tenemos que remontarnos muy atrás para ver al antaño munícipe por antonomasia, Miguel Ángel Cámara, y al ahora alcalde, José Ballesta, de la mano de vecinos y demás fuerzas políticas gritando en manifestaciones bien fuerte: SOTERRAMIENTO YA. Pero tan fuerte gritaron entonces que hoy están afónicos y guardan silencio. Al parecer su presencia en las movilizaciones era también provisional, y al parecer no gritaron tanto, porque en Moncloa no se les escuchó demasiado.
1992
Hoy nos proponen distintos planes de soterramiento, pero todos después de la llegada de la alta velocidad a la ciudad. Hasta entonces, muchas medidas provisionales que los murcianos deben creerse, y con la débil promesa de que no la van a meter doblada después, cuando todo esté bien construidito como ellos quieren que esté. Así, llegado el caso, siempre podrán decir: “bueno, si total, ya está esto hecho, ¡no lo vamos a tirar ahora!” Como ha sucedido a los vecinos de Valladolid, donde el muro lleva ya casi una década siendo provisional.
El caso es que esta historia ya nos la conocemos los murcianos, pues recuerda a otra gran reivindicación histórica de nuestra región: el trasvase Ebro-Segura.
Hace años, en las calles y colegios nos enseñaban la necesidad y maravillas de un futuro regado con aguas del Ebro, frente a un horizonte apocalíptico causado por la sequía y los malignos aragoneses y catalanes, que no nos querían dar agua.
Buena parte del dinero público murciano se destinó a gigantescas campañas en favor del trasvase: movilizaciones multitudinarias, folletos informativos, conferencias y eventos varios,... Distintos edificios públicos de la Región lucieron grandes pancartas en defensa del “Agua para todos”, incluido el propio consistorio murciano.
Pero toda esta campaña, como la pancarta en el Ayuntamiento, era provisional. Y no provisional hasta que se lograse el objetivo de traer ese agua, sino provisional hasta que el Partido Popular ganase las elecciones generales.
1998
Por entonces fueron las propias autoridades municipales y regionales las que dirigieron las oraciones de los murcianos contra el villano ZP. Y a la vista están los resultados: 64% de los votos para el PP en 2011. Los populares convirtieron la Región de Murcia en su bastión, y cuando alcanzaron sus últimos objetivos, cautivos y desarmados los intereses murcianos, se retiraron pancartas, las autoridades se quedaron afónicas y no volvieron a alzar la voz contra Moncloa. El agua del Ebro resultó no ser tan importante como nos habían vendido. El PP había usado a la Región para sus propios intereses, porque al parecer los intereses de los murcianos también eran provisionales.
Ahora la historia se repite con el tren. Y así seguimos: de interés electoral en interés electoral. La vieja reclamación de soterrar el tren se ha ido alargando una y otra vez, y ahora pretenden el ministro y algunos más que la gente vuelva a tragar. Total, si se lo han creído las otras veces, ¿por qué ahora no?

Y mientras tanto, al gobierno central le conviene que no se hable de esto y que todo el mundo siga mirando hacia otra parte. Nosotros, desde nuestra humilde posición, tan solo pretendemos darle algo de visibilidad, dejar bien claro nuestro apoyo a la plataforma Pro-Soterramiento, e invitaros a participar en todas las movilizaciones. ¡SOTERRAMIENTO YA!



Sobre el viaje inaugural y la estación de ferrocarril de Murcia:

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