Viaje a ninguna parte: lugares que nunca existieron

La isla Sandy en un mapa inglés
En el año 1774, el celebérrimo capitán James Cook trazó en un mapa de la zona actual de Nueva Caledonia, una isla de arena a la que llamó la isla Sandy. La isla era de un tamaño considerable, y continuó apareciendo en los mapas que se publicaron hasta el año 2000. Pero recientemente alguien hizo un descubrimiento acerca de la isla Sandy: no existe ni existió jamás. En su lugar, en vez de tierra, había una masa de agua de 1400 metros de profundidad.
Lo realmente curioso del caso es que los vecinos franceses ya reclamaron sus derechos sobre el territorio inexistente, derechos que aún hoy en día mantienen.
Aunque en algún momento de su historia, decidieron cambiar el nombre original de la isla por el de Ile de Sable.

Sin embargo, este no es el único caso...
Por su parte, el capitán Dougherty, un ballenero inglés, también notificó en 1841 el descubrimiento de una isla próxima a Australia, con la que se permitió el modesto privilegio de denominar Dougherty Island. En el año 1909, una expedición fue incapaz de localizar el islote que según la descripción original, debía estar cubierto de nieve. Poco tiempo después, el capitán inglés Davis sugirió: “me inclino a pensar que la isla Dougherty se ha derretido”. En efecto, quizás la isla no era una invención, pero quizás tampoco era una isla, sino un iceberg.

Pero no sólo tenemos islas: en 1798, el cartógrafo inglés James Rennell dibujó en un mapa del centro de África una cordillera de unos cuantos miles de kilómetros, y le puso el nombre de Kong Mountains. La cordillera, que hoy en día cruzaría Nigeria y Sierra Leona, nunca fue puesta en duda, no en vano, había sido marcada por el mismísimo Rennell, fundador de la
Las montañas Kong
Royal Geographical Society (por cierto, presidida por un miembro de los Monty Python). Durante cien años, muchos viajeros desviaron su rumbo para no tener que cruzarlas, pero el francés Louis-Gustave Binger decidió viajar expresamente para ver las montañas Kong pero no tuvo suerte…

Esto son sólo tres ejemplos de la enorme cantidad de lugares inexistentes reflejados en mapas y documentación oficial a lo largo de la Historia. Una extraña tradición que en tiempos recientes ha sido continuada por editoriales que tratan de identificar plagios o incluso por los célebres Google Maps y Google Earth, donde aparecen, intencionadamente, localidades, calles y demás referencias inexistentes.

  • GARFIELD, S. (2013): En el mapa, ed. Taurus.
  • STOMMEL, H. (1984): Lost islands: The story of islands that have vanished from nautical charts, ed. University of British Columbia Press.
  • RAMSAY, R. (1972): No Longer on the Map: discovering places that never were, ed: Viking Press.

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