Hagamos las paces midiéndonos los penes

Un célebre pene florentino.
Corría el año 1425, y hacía años que las repúblicas de Florencia y Génova venían librando una guerra causada por el choque de intereses comerciales comunes. Cansados de tan largo e infructuoso conflicto, florentinos y genoveses decidieron buscar la forma de poner fin al conflicto, pero no estaban dispuestos a seguir derramando sangre, por lo que descartaron cualquier tipo de lucha.
Finalmente se decidió que vencería el ejército con el miembro viril de mayor tamaño. Sí señor, el heteropatriarcado en todo su esplendor ¿no? Pero claro, aún quedaban por resolver los términos del acuerdo: ¿había que buscar al soldado con el pene más largo? ¿Había que medir todos los penes y ganaba el ejército con mayor promedio? Al final la cosa se zanjó con la propuesta de que fueran los jefes de ambos ejércitos, es decir, los condotieros, quienes se la midiesen.
Gianfrancesco Poggio Braccioloni
Autor de la frase según la tradición
Pero esto no llegó a ocurrir en ningún momento, pues en plenas negociaciones, un florentino (la tradición señala a Poggio Bracciolini) exclamó: “¡Van a ganar los genoveses!” Aquel comentario desconcertó a uno y otro lado. ¿Cómo podía aquel florentino estar tan convencido de la victoria de los genoveses? ¿Qué sabía él? Las miradas de extrañeza se mezclaron con las risas y comentarios malintencionados hacia aquel personaje. Pero cuando fue interrogado al respecto de su afirmación, argumentó convencido algo así como: “Los genoveses poseen un miembro de tal longitud, que cubre enormes distancias. ¿Cómo si no se explica que tras varios años haciendo la guerra lejos de su hogar, encuentren a su vuelta que han sido padres de varias criaturas?”
El “simpático” comentario no fue bien recibido por ninguno de los dos bandos, por supuesto mucho peor por los ofendidos genoveses, así que en ese mismo momento se decidió romper las negociaciones y reanudar las hostilidades, por lo que la guerra aún se alargó (obviad los dobles sentidos) un poco más.

Alguno ya lo habrá pensado, pero esta historia tiene todas las papeletas de ser falsa. Pero así viene referida en distintas revistas y libros, y así os la transmitimos. Desde luego como chiste no tiene desperdicio. Que por cierto, muy pronto os traeremos una historia que sí que sabemos a ciencia cierta que es falsa y os contaremos cómo lo sabemos (que tampoco tiene desperdicio). Pero antes os planteamos el debate: ¿Qué os parecería que las negociaciones para la formación de gobierno se resolviesen de la misma manera que se intentó resolver esta guerra?


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